Un encuentro con Jesús no puede dejarte igual que estabas.
Predicaciones de 2015 (Página 5)
El perezoso mete su mano en el plato, y ni aun a su boca la llevará. Proverbios 19:24
Hay gente tan perezosa que hasta de comer se cansa. Proverbios 19:24
Todo el mundo quiere tener a alguien en quien confiar; todo el mundo prefiere al pobre más que al mentiroso. Proverrbios 19:22
Lo que es deseable en un hombre es su bondad, Y es mejor ser pobre que mentiroso. Proverbios 19:22
Muchos son los planes en el corazón del hombre, Mas el consejo del SEÑOR permanecerá. Proverbios 19:21
El hombre propone, y Dios dispone. Proverbios 19:21
Obedece a Dios y vivirás; así dormirás tranquilo y no tendrás ningún temor. Proverbios 19:23
El temor del SEÑOR conduce a la vida, Para poder dormir satisfecho, sin ser tocado por el mal. Proverbios 19:23
Dios le muestra a Jacob de manera muy gráfica lo que había sido su existencia: UNA LUCHA SIN FIN
Y nosotros… nuestras luchas sin fin:
a.- Familia. Hijos.
b.- Salud
c.- Dinero
d.- Trabajo
e.- Responsabilidades en la Iglesia.
f.- Cumplir para “ser buen cristiano”
Dios sí quiere bendecirnos. Pero quiere que permitamos que sea él el que actúe
Lo más importante, ¿lo ponemos en prácticas?
– Amar a Dios.
– Amar al prójimo.
– Amarse a uno mismo.
El mensaje es eterno. Se extiende con la ayuda del Espíritu Santo. Hechos 1:8. Podremos mostrar al mundo que lo que decimos no viene de hombres, no es un invento, no es una ilusión, si no que es real… porque es real ¿Es real en mi vida? Y ¿En la tuya?
Del tronco de Isaí brotará un retoño; un vástago nacerá de sus raíces. El Espíritu del Señor reposará sobre él: espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Señor. Isaías 11:1-2 (TLA)
Pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre
No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para la salvación de todo aquel que cree; en primer lugar, para los judíos, y también para los que no lo son.
Por tres pecados – Parte 2