Predicaciones de agosto 2016

¡Huíd, Cobardes!

Por eso te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos, porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios.