Tenemos en Cristo el modelo de humildad para nuestra iglesia, para no mirar a los demás como inferiores a mí mismo, para no esparcir chismes para estar unidos.

Versículo conocido por todos y muy fácil de decir… pero ¿es real en nuestras vidas? Seamos sinceros, pongamos nuestra dureza delante de Dios y dejemos que nos cambie.

Pablo escribe una carta llena de amor y cariño ¿qué tenía esta iglesia que Pablo la quería tanto? ¿Qué podemos aprender nosotros de ella?

Dios es bueno. Y su bondad no depende de lo bueno que seas tú. No te acerques a Dios según lo bien que lo hayas hecho, sino según lo bueno que es Él.

Hemos visto que Dios es sabio, y que es santo, ahora vemos que Dios es…tá.
Dios está presente, y en esta historia de Isaac con errores y pecados Dios pese a todo, está.

Dios es SANTO, es único.
Su santidad nos puede alejar de Él porque inspira temor cuando nuestra imperfección se coloca junto a su excelencia.
Pero su santidad debe también atraernos, siendo su belleza.

Dios muestra cómo es a través de sus obras, su poder y su sabiduría a través de su creación.
Dios es muy muy sabio y nos ofrece su sabiduría.

Además del cuidado por las cosas materiales, el mayor gesto de solidaridad que podemos hacer por nuestro entorno es compartir lo que Dios hace en nosotros.
¡No te quedes la obra de Dios para ti solo!

No podemos cerrar los ojos a la realidad del matrato doméstico, y el cambio empieza por tratar a nuestras parejas como Dios manda.

Los Reyes Magos abrieron ilusionados sus regalos, sabiendo que eran muy buenos. ¿Y nosotros? cuando le damos algo a Dios ¿lo hacemos ilusionados y contentos?